La tesis de la radical contraposición entre el Derecho y el poder

Esta tesis dice que hay una relación inversa o contraposición entre el Derecho y el poder; en este sentido existen dos posturas:

- Doctrina de la oposición radical entre Derecho y poder: sostiene que Derecho y poder representan fenómenos tan esencialmente distintos que se excluyen entre sí, esto es, el Derecho y el poder son alternativas totalmente contrapuestas para organizar la sociedad.

El Derecho representa el orden social éticamente correcto mientras que el poder y la fuerza solo pueden generar una organización social violenta y represiva. El progreso civilizador ha consistido en que el Derecho logre controlar el ejercicio del poder dentro de las relaciones sociales

Una postura particular es la de la escolástica de la Edad Media (siglos V-XV). Las relaciones sociales deben regirse por el Derecho natural (que emana de Dios), cualquier ley humana ha de derivar de este Derecho natural. El poder no tiene autonomía para establecer el Derecho. 

En la práctica, la escolástica justificaba el status quo de dominación feudal. Las leyes se habían de respetar porque escapaban de la voluntad de las personas. Por el contrario, hoy aceptamos que el Derecho es una construcción de la voluntad humana que varía con el tiempo.

- Doctrina que admite algún tipo de convergencia: Derecho y poder, a pesar de ser dos alternativas diferentes para organizar la sociedad, están llamados a complementarse en la función de ordenar las relaciones sociales.

El Derecho necesita del poder para existir y para ser eficaz pero además el Derecho es en sí mismo un poder que impone el cumplimento de sus mandatos. No obstante, no se puede confundir la imposición del Derecho con la imposición del poder.

Esto es, el Derecho no ejerce el poder, ni tampoco el poder dicta el Derecho (como propugnan las doctrinas del Derecho del más fuerte). Lo que existe es una tensa relación entre el poder y el Derecho. El poder ejerce una influencia en el Derecho pero también el Derecho (los valores, especialmente el de justicia) limita el ejercicio del poder.

En el peor de los casos, los valores obligan a enmascarar la tiranía para protegerse tras la apariencia de un regulación jurídica justa, por el contrario, cuando el Derecho se presenta como un simple producto del poder y la fuerza, no alcanza el objetivo fundamental de hacer nacer en los miembros de la comunidad, la idea y el sentimiento de estar obligados a obedecer sus normas, no será pues verdadero Derecho.

El poder actúa solamente como garantía de los deberes que el Derecho impone, esto es, el poder colabora únicamente para que el Derecho sea eficaz; es decir, la colaboración del poder con el Derecho surge de una exigencia funcional, no de una identidad estructural o esencial.


0 comentarios:

Publicar un comentario